Villamelones sociales

Meterse en terrenos políticos en un blog no dedicado a eso, es algo espinoso. Lo sé. Lo es porque la subjetividad de la que nunca nos libraremos (al contrario de lo que piden y vociferan varios frecuentemente) nos hace (siempre) ver, apreciar y asimilar los hechos de una particular manera y esto no siempre es considerado por los lectores o la gente en general, que a veces se precipitan, casi en seguida, hacia la descalificación. En ocasiones confunde el hecho de que existan coincidencias con otras personas sobre la percepción particular que se tiene sobre un hecho; pero se cae en un error bastante cansado cuando se piensa que la objetividad es el tesoro más preciado.

Parafraseando a Ortega y Gasset, ser de izquierda es, como ser de derecha, maneras que tienen las personas de ser idiotas.
Ojo aquí. Antes de sentirse ofendidos por la palabra, hay que acudir a la etimología de idiota, que se refiere a quien no se ocupa de los asuntos públicos sino solamente en intereses propios. En griego, idio significa propio (El mismo caso que en idioma y similar a idiosincrasia). Lo anterior parecería un poco tramposo; al fin y al cabo, ¿quién no se ocupa de los intereses propios?. El problema aquí es que en la política, esta parte debe permear de la manera más equilibrada posible.
Siempre he tenido una duda: Simpatizar con una tendencia política de izquierda ¿es parte de un "paquete" en el que se debe apoyar incondicional y religiosamente a todo sindicato o marcha?

El conflicto con luz y fuerza, y particularmente con la causa del SME me hace confirmar una idea que había surgido en otros movimientos de corte social: Varios relacionados con el peje, (sé que el peje no es algo asi que digan uuuy que social) cada año en el 2 de octubrenoseolvida, atenco y otros:

Estudio en la Facultad de Ciencias de la UNAM y ahí es bastante fácil vivir de cerca (sin ser parte, incluso) la actividad de un nutrido grupo de jóvenes que simpatizan (dicen) con causas populares y es frecuente verlos asistir a mitines o marchas relacionadas con cuestiones de esta índole (como mencioné, en la del desafuero, algunos en los plantones de reforma en 2006, actualmente en algunos mítines del PT y cada 2 de octubre religiosamente).
He sido atacado verbalmente (más de una ocasión) por parte de esta gente que se jacta de tener conciencia social. Esa misma gente que, a su vez, es tachada de revoltosa por quienes no toleran las manifestaciones o marchas de ningun tipo y que repudian tales descalificaciones.
Parece que para muchos, si no estás con el SME eres un burgués-sin-conciencia, estás con los empresarios, con el espurio, con Slim, Azcárraga, Salinas. Con los entreguistas.
Si lees algo más que La Jornada, estás siendo parte de la campaña de desinformación del gobierno, enriqueciendo a los empresarios dueños de esos periódicos, etc.

El SME llevaba décadas operando y jamás se había parado en la UNAM, ni mencionado una sola palabra sobre educación y además habían sido muy cautos con respeto a sus tendencias políticas. Ahora resulta que la lucha del SME es la lucha de todos y son recibidos como víctimas de la guerra sucia de los 70's, disfrutando de comidas y almuerzos patrocinados, al menos en el caso que vi, por el CGH de la Facultad de Ciencias.

Hace semanas, para la marcha, muchos sacaban del cajón su bandera de revolución, su tinta roja y negra, y preparaban los mismos empolvados carteles, ; aquellos que salieron con el debate de la privatización, con Atenco, con el desafuero, con la transición del 2006 cuando gritaban FRAUDE: los de La patria no se vende, se defiende; Las negras intenciones del espurio es continuar con sus planes de privatización de la industria eléctrica, Si hoy permitimos la desaparición de LyF, mañana ¡NOS QUITARÁN TODO A TODOS! y otras muchas.

Por esas fechas, en una plática con alguien, me atreví a poner en duda sinceridad de las causas de la gente que sigue al SME (no de los trabajadores, sino de los seguidores externos).
Sin éxito, intentaba explicar por qué era que me parecía que hay gente que sólo va y engrosa los mítines, que clama consignas que nunca termina por comprender y se siente en revolución permanente cuando tiene la oportunidad de manifestarse por cualquier cosa.
La respuesta fue violenta, de desagrado y sorpresa: fui tachado de burgués panista. Una furia colérica me acusó de estar influenciado por los medios de comunicación PANISTAS (¿Cuáles son esos?) que doblan las manitas a intereses del espurio, y después de cinco minutos de juicios-revolucionarios, la "charla" concluyó con un certero y solemne: Sé parte de la historia, Manuel; es fundamental asistir a esas marchas

Ahí comprendí por lo menos a esa persona. El objetivo no es luchar por algo en lo que creemos, no es formar una opinión crítica en torno a algo, leer las distintas vertientes del caso y actuar, en caso de creerlo necesario, en contra o a favor de una causa. No: Es asumir como verdad las razones de cualquier movimiento social y simplemente ser parte de éste. Qué importa si estamos de acuerdo o no, o qué importa si sabemos lo que sucede, el caso es ser parte. Si estás en desacuerdo con ellos, estás en contra de ellos y te callan a gritos e insultos. El debate es imposible, pero eso sí; quieren que los escuchen.

El martes se va a discutir la propuesta de un paro general para el miércoles 11. Al parecer se aprobará.
Los amantes de la "lucha social" (la que ellos creen) estarán satisfechos con el paro; seguirán, tal vez, acudiendo a cuantacosa se relacione con el movimiento de SME y se sentirán orgullosos, años o meses después, de decir que ellos fueron parte del movimiento. Aunque el movimiento sea como una cucaracha sin cabeza: muerta pero moviéndose.
Guardarán sus banderas, su tinta roja y negra, sus carteles; guardarán para otra ocasión sus gritos de BURGUÉS ENTREGUISTA. Tal vez para el próximo dos de octubre, cuando salgan y repitan consignas sobre Atenco y varias cosas que no tienen absolutamente nada que ver con Tlatelolco 68. Entonces le pondrán play al cassette, y clamarán las mismas consignas.

Por lo pronto, llegarán a sus casas, disfrutarán de su televisión por cable, navegarán en internet y tal vez se plantearán la posibilidad de comprar otro celular.
Todos unos villamelones

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